jueves, 21 de febrero de 2019

Seminario "De un Otro al otro", 7a Sesión, (15/1/69), "Introducción a la apuesta de Pascal"


Lacan comienza señalando que no es la primera vez que va a abordar la apuesta de Pascal en su Seminario y recuerda que ya lo había hecho en febrero de 1966 (nota: Lacan se refiere a la décima sesión del seminario 13, “El objeto del psicoanálisis”, disponible en Bibliotecas de psicoanálisis: http://psicoanalisis.org/lacan/13/10.htm ).

Si bien la apuesta de Pascal es un argumento que el matemático y filósofo utilizó para referirse a la existencia de Dios, Lacan lo trabaja en relación a la pregunta por el sujeto “Yo (je) existe o no existe?”

Para indicar aquello de lo que se trata, Lacan sostiene que en la apuesta de Pascal hay una alusión a la “renuncia a los placeres “ propia de la moral moderna. Si bien esto está en el principio de la vida cristiana, el capitalismo implica la misma lógica en cuanto “la empresa capitalista no pone el medio de producción al servicio del placer.” Ya que hay una “reinversión de las ganancias”.

Esta renuncia a los placeres representa toda una ruptura respecto de la moral de la Antigüedad, en la que el placer constituía una referencia obligada.
Por cierto, la búsqueda de un bienestar en tanto Soberano Bien no era puesta en duda, el placer era el punto de mira que organizaba los movimientos.

En efecto, esto trae aparejado –afirma Lacan- un ascetismo, un “no demasiado trabajo.” (pág. 100)
Sin embargo, “El problema que desde entonces se les plantea, es más bien por qué algunos de estos placeres salen del tono justo.” (pág. 100)

En el mundo capitalista el rechazo del trabajo da cuenta de un desafío, se necesita de un esfuerzo para lograr ese no demasiado trabajo- como por ejemplo, la huelga, el ocio.
Hubo de este modo, entre el mundo Antiguo aristotélico y la moral moderna, una ruptura, “un desplazamiento radical con respecto al placer.” (101)

Freud pone de relieve una ambigüedad respecto de la figura del placer (pág. 102), subrayando que “el goce es en el fondo, masoquista.” (103) Claramente, dice Lacan, se trata de una metáfora, dado que el masoquismo es de un nivel organizado de un modo distinto.

EL goce entonces no es identificable con la regla del placer, en tanto el principio del placer se encarga de mantener la tensión en un mínimo para la conservación de la vida, pero sin embargo “se puede caer por debajo y allí comienza el dolor.” (103)

Luego, Lacan hace una afirmación que puede considerarse una axiomática en su enseñanza:

“Desde que la introduje en nuestro uso, intenté indicar que la función del goce es esencialmente relación con el cuerpo, pero no cualquier relación. Esta se funda en una exclusión que es al mismo tiempo una inclusión. De allí nuestro esfuerzo hacia una topología que corrige los enunciados admitidos hasta aquí en el psicoanálisis, (…)incorporación, introyección, (…), como si se tratara de una relación interior a exterior y no de una topología mucho más compleja.” (103)

“La topología del goce es la topología del sujeto” (104)

“Todos los problemas del goce se relacionan de manera esencial con la división del sujeto.” (104)

La ambigüedad que Freud encuentra en el goce, su carácter masoquista, aquella dimensión donde lo que se busca va en contra del principio del placer, encuentra su lógica en la relación estrecha entre la estructura del goce y la topología del sujeto, es decir, su división en acto.

“El sujeto hace a la estructura del goce, pero, hasta nueva orden, todo lo que se puede esperar de esto son prácticas de recuperación. Es decir, lo que el sujeto recupera no tiene nada que ver con el goce sino con su pérdida.” (104)

Lo que hay entonces, para Lacan, es solamente una cierta recuperación del goce perdido:

“Creo haber enunciado bastante desde el comienzo de este año que el plus de gozar se distingue del goce. EL plus de gozar es lo que responde no al goce sino a la pérdida de goce.” (105)
Lacan finaliza esta sesión haciendo alusión a la teoría de los juegos y su relación con la estructura del sujeto del que se trata en el psicoanálisis, en la medida en que lo que está puesto en primer plano “son allí las decisiones.” (106)

Puesto que el goce pleno está perdido por efecto del discurso, el sujeto entra en la partida con una pérdida inicial:

“Hay por un lado una vida de goce a la que se renuncia para hacer la jugada, así como Pascal señala en el estudio de las reglas de las partidas que cuando la postura está en juego, está perdida. Este es el principio de la postura.” (107)

Respecto de esta pérdida inicial, el sujeto no puede no tomar una decisión. Lacan se pregunta “¿Qué es una decisión? La decisión es una estructura “, que queda a cargo de quien se asume como Yo (Je) en determinado discurso. (108)


Reseña: Sebastián Sica

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