En el seminario 17 Lacan
comienza sosteniendo que el discurso es
“una estructura que excede a la palabra”
(pág. 10), y está compuesto por 4 elementos: S1 (significante amo), S2 (saber),
$ (sujeto dividido), a (plus de gozar).
El S1 es el significante que representa al sujeto y “que lo distingue del individuo viviente.” (pág. 11)
En el preciso instante en que
interviene S1 respecto del campo ya constituido del S2 (el Otro, el saber),
surge el $ , el sujeto dividido : “hemos
acentuado desde siempre que de esto surge una pérdida, el objeto a”. (pág.
13)
“No hemos dejado de señalar el punto de donde extraemos esta función del
objeto perdido: del discurso de Freud
sobre el sentido específico de la repetición en el ser que habla. La repetición tiene cierta relación con lo
que de éste saber está en el límite y se llama goce.” (pág. 13)
A lo largo de todo este
seminario, Lacan subraya la íntima articulación entre el saber, como saber inconsciente, el goce y la repetición. “Hay una relación primaria del saber con el
goce y ahí se inserta lo que surge en el momento en que aparece el aparato que
corresponde al significante.” (pág. 17)
Asimismo, Lacan retoma lo que desarrolló en el seminario anterior en
cuanto a la relación del goce con lo
real ( “el goce es lo absoluto, es lo
real en la medida en que está excluido por el mismo sistema simbólico que lo
origina.”).
“Lo que necesita de la repetición,
es el goce, término que le corresponde en propiedad. En la medida en que hay
búsqueda de goce en tanto repetición (…)” (pág. 48)
Para Lacan el concepto de goce,
en tanto real, no se vincula al cuerpo ni a ninguna materialidad, sino a lo imposible en el sentido lógico.
“Lo inanimado. Punto de fuga,
punto ideal, punto fuera del plano, pero
cuyo sentido capta el análisis estructural. Queda perfectamente indicado por lo
que constituye el goce.” (pág. 48)
“Como todo nos lo indica en los
hechos, en la clínica, la repetición se funda en un retorno del goce. Y lo que
el propio Freud articula en este sentido es que en esta misma repetición se
produce algo que es un defecto, un fracaso.” (pág. 48)
En la sesión del 14 de enero de
1970, que en la versión castellana de Paidós corresponde a la tercera, titulada
“Saber, medio de goce”, Lacan explicita de manera no equívoca las coordenadas
teóricas de la noción de goce:
“Lo que se repite no puede sino estar en posición de pérdida respecto de
lo que es repetido.(…)
“En la repetición hay una mengua
de goce. Así se origina en el discurso freudiano la función del objeto
perdido.
“Y ahora viene lo que aporta
Lacan. Se refiere a esta repetición, esta identificación del goce. En este
punto, tomo prestado algo del texto de Freud, dándole un sentido que éste no
indica, la función del rasgo unario, es
decir, la forma más simple de la marca, que es el origen del significante
propiamente dicho.(…)
“Y aquí les adelanto que todo lo
que nos interesa a nosotros, psicoanalistas, lo que nos interesa como saber, se
origina en el rasgo unario.” (página 49)
Una vez más, sin ambigüedades,
Lacan sitúa al significante (bajo la forma del rasgo unario, “la forma más
simple de la marca”, aquello que permite decir que algo se repite), como causa
de la repetición y por lo tanto del goce como aquello que es buscado y nunca
encontrado.
Aquí, la única referencia al
cuerpo es hecha de manera irónica:
“El psicoanálisis se origina en un vuelco por el cual el saber se
purifica de todo lo que puede confundirlo con un saber natural, como algo que
nos guiaría en el mundo circundante con la ayuda de no sé qué papilas que
habría en nosotros” (página 49)
Para Lacan, en la repetición “se apunta al goce” (página 50) y en esta
repetición, como repetición significante, está el sujeto del inconsciente, bajo
la forma de una saber:
“Este saber muestra aquí su raíz
en el hecho de que, en la repetición y para empezar bajo la forma del rasgo
unario, resulta ser el medio del goce.” (página 51)
El significante es “el aparato
del goce” (página 51), aquel que produce -mediante la repetición y el saber que
allí se inscribe- la dimensión de la pérdida:
“El goce sólo se caracteriza, sólo
se indica en este efecto de entropía,
en esta mengua. Por eso lo introduje como plus de gozar.
“Precisamente porque se capta en
la dimensión de la pérdida, algo tiene que recuperar lo que de entrada es
un número negativo.
“Sólo la dimensión de la entropía hace
que esto tome cuerpo, que haya un plus de goce que recuperar.” (página
53)
Y bien: cuando se siguen con
atención los argumentos de Lacan, se advierte que en su planteo hay una lógica
en la que sitúa en primer lugar al significante como lo que posibilita y causa
la repetición, y en este movimiento, (siguiendo la misma dirección que la
experiencia de satisfacción freudiana) se produce una pérdida de goce. El goce
es producido por el sistema simbólico como algo irremediablemente perdido, y
que Lacan nombra como objeto a.
Dada esta pérdida que opera “como
un número negativo”, algo tiene que compensar, y es recién allí, en un segundo
momento, que Lacan introduce la dimensión del cuerpo bajo el modo de los
circuitos pulsionales:
“Ahí está el hueco, la hiancia que
de entrada llenarán cierto número de objetos (…) el objeto oral, el escópico,
etc, son los nombres diversos con los que podemos designar al objeto a”
(página 53)
Como vemos, estos enunciados
retoman lo que en el seminario 16 (específicamente en la clase titulada
“Clínica de la perversión”) Lacan desarrollara en torno a las modalidades de
recuperación de goce en la neurosis y en la perversión mediante los objetos
pulsionales.