jueves, 7 de marzo de 2019

Puntuaciones sobre la genealogía del concepto de goce en la enseñanza de Jacques Lacan: seminario 17, “El reverso del psicoanálisis”

Reseña: Sebastián Sica



En el seminario 17 Lacan comienza  sosteniendo que el discurso es “una estructura que excede a la palabra” (pág. 10), y está compuesto por 4 elementos: S1 (significante amo), S2 (saber), $ (sujeto dividido), a (plus de gozar).

El S1 es el significante que representa al sujeto y “que lo distingue del individuo viviente.” (pág. 11)

En el preciso instante en que interviene S1 respecto del campo ya constituido del S2 (el Otro, el saber), surge el $ , el sujeto dividido : “hemos acentuado desde siempre que de esto surge una pérdida, el objeto a”. (pág. 13)

No hemos dejado de señalar el punto de donde extraemos esta función del objeto perdido: del discurso de Freud sobre el sentido específico de la repetición en el ser que habla. La repetición tiene cierta relación con lo que de éste saber está en el límite y se llama goce.” (pág. 13)

A lo largo de todo este seminario, Lacan subraya la íntima articulación entre el saber, como saber inconsciente,  el goce y la repetición. “Hay una relación primaria del saber con el goce y ahí se inserta lo que surge en el momento en que aparece el aparato que corresponde al significante.” (pág. 17)

Asimismo, Lacan retoma  lo que desarrolló en el seminario anterior en cuanto a la relación del goce  con lo real ( “el goce es lo absoluto, es lo real en la medida en que está excluido por el mismo sistema simbólico que lo origina.”).

Lo que necesita de la repetición, es el goce, término que le corresponde en propiedad. En la medida en que hay búsqueda de goce en tanto repetición (…)” (pág. 48)
Para Lacan el concepto de goce, en tanto real, no se vincula al cuerpo ni a ninguna materialidad, sino a lo imposible en el sentido lógico.

Lo inanimado. Punto de fuga, punto ideal, punto  fuera del plano, pero cuyo sentido capta el análisis estructural. Queda perfectamente indicado por lo que constituye el goce.” (pág. 48)

Como todo nos lo indica en los hechos, en la clínica, la repetición se funda en un retorno del goce. Y lo que el propio Freud articula en este sentido es que en esta misma repetición se produce algo que es un defecto, un fracaso.” (pág. 48)

En la sesión del 14 de enero de 1970, que en la versión castellana de Paidós corresponde a la tercera, titulada “Saber, medio de goce”, Lacan explicita de manera no equívoca las coordenadas teóricas de la noción de goce:

Lo que se repite no puede sino estar en posición de pérdida respecto de lo que es repetido.(…)
En la repetición hay una mengua de goce. Así se origina en el discurso freudiano la función del objeto perdido.

Y ahora viene lo que aporta Lacan. Se refiere a esta repetición, esta identificación del goce. En este punto, tomo prestado algo del texto de Freud, dándole un sentido que éste no indica, la función del rasgo unario, es decir, la forma más simple de la marca, que es el origen del significante propiamente dicho.(…)

“Y aquí les adelanto que todo lo que nos interesa a nosotros, psicoanalistas, lo que nos interesa como saber, se origina en el rasgo unario.” (página 49)

Una vez más, sin ambigüedades, Lacan sitúa al significante (bajo la forma del rasgo unario, “la forma más simple de la marca”, aquello que permite decir que algo se repite), como causa de la repetición y por lo tanto del goce como aquello que es buscado y nunca encontrado.

Aquí, la única referencia al cuerpo  es hecha de manera irónica:

El psicoanálisis se origina en un vuelco por el cual el saber se purifica de todo lo que puede confundirlo con un saber natural, como algo que nos guiaría en el mundo circundante con la ayuda de no sé qué papilas que habría en nosotros” (página 49)

Para Lacan, en la repetición “se apunta al goce” (página 50) y en esta repetición, como repetición significante, está el sujeto del inconsciente, bajo la forma de una saber:

Este saber muestra aquí su raíz en el hecho de que, en la repetición y para empezar bajo la forma del rasgo unario, resulta ser el medio del goce.” (página 51)

El significante es “el aparato del goce” (página 51), aquel que produce -mediante la repetición y el saber que allí se inscribe- la dimensión de la pérdida:

El goce sólo se caracteriza, sólo se indica en este efecto de entropía, en esta mengua. Por eso lo introduje como plus de gozar.

“Precisamente porque se capta en la dimensión de la pérdida, algo tiene que recuperar lo que de entrada es un número negativo.

“Sólo la dimensión de la entropía hace que esto tome cuerpo, que haya un plus de goce que recuperar.” (página 53)

Y bien: cuando se siguen con atención los argumentos de Lacan, se advierte que en su planteo hay una lógica en la que sitúa en primer lugar al significante como lo que posibilita y causa la repetición, y en este movimiento, (siguiendo la misma dirección que la experiencia de satisfacción freudiana) se produce una pérdida de goce. El goce es producido por el sistema simbólico como algo irremediablemente perdido, y que Lacan nombra como objeto a.

Dada esta pérdida que opera “como un número negativo”, algo tiene que compensar, y es recién allí, en un segundo momento, que Lacan introduce la dimensión del cuerpo bajo el modo de los circuitos pulsionales:

Ahí está el hueco, la hiancia que de entrada llenarán cierto número de objetos (…) el objeto oral, el escópico, etc, son los nombres diversos con los que podemos designar al objeto a” (página 53)

Como vemos, estos enunciados retoman lo que en el seminario 16 (específicamente en la clase titulada “Clínica de la perversión”) Lacan desarrollara en torno a las modalidades de recuperación de goce en la neurosis y en la perversión mediante los objetos pulsionales.

Apuntes sobre la genealogía del concepto de goce en la enseñanza de Jacques Lacan: seminario 16, “De un Otro al otro.”


Reseña: Sebastián Sica
 
Entre los seminarios 16, “De un Otro al otro” y 17, “El reverso del psicoanálisis”,  Lacan  avanza en la elaboración del concepto de goce en torno al plus-de-gozar,   continuando con los desarrollos que sobre el tema había comenzado en el seminario 7 sobre la ética del psicoanálisis.

En la primera sesión del seminario 16 afirma que hay una homología (es decir, identidad de estructura, a diferencia de lo que sería “analogía” que implica sólo una relación de semejanza) entre la noción marxista de plusvalía y la función del objeto a. (página 16 Paidós)

Partiendo del discurso y sus efectos estructurales, Lacan sostiene que en el origen hay una “renuncia al goce por efecto de discurso” y que esto será lo que dé cuenta de la función del plus-de-gozar. (17)
El plus-de-gozar” es función de la renuncia al goce por el efecto de discurso. Eso es lo que da su lugar al objeto a.” (18)

Conceptualmente Lacan establece una equivalencia entre lo que va a denominar “plus-de-gozar” (como si dijese “plusvalía”, plus de valor) y el objeto a. (pág. 41)

Es por eso que haciendo hincapié en  los efectos del discurso, desprenderá dos emergentes estructurales: el sujeto y el objeto a.
El sujeto es lo que un significante representa para otro significante. (…)Al mismo tiempo que aparece, el sujeto es borrado, ahogado. (…) el sujeto no podría encontrarse con su representante significante sin que tenga lugar esta pérdida de identidad que se llama con propiedad, objeto a. esto es lo que indica la teoría de Freud respecto de la repetición.” (pág. 20)

En nuestro nivel sólo cuenta esta pérdida. No idéntico de aquí en más a sí mismo, el sujeto ya no goza. Algo está perdido y se llama el plus de gozar” (20)

Cuando se lee con atención, se advierte que al plantear la equivalencia entre plus de gozar y objeto a, Lacan afirma que hay una pérdida inicial, producida por el discurso, tanto a nivel del sujeto (que pierde su identidad”) como del objeto,  lo que llamará “renuncia al goce”.

A continuación, agrega que lo que entonces  le brinda unidad es la función del fantasma ($ <> a) “esa soldadura, ese congelamiento que hace posible unificar un sujeto como sujeto de todo discurso” (21) Se trata de una consistencia que “ya no es el sujeto ni el objeto, sino que se llama el fantasma, aquello que, congelándose, brinda el efecto de significación”, cierra un sentido. (pág. 22)
Los cuatro objetos pulsionales pueden colocarse en el lugar de esa pérdida inicial. (21)

A partir de la tercera sesión del seminario (pág. 44), Lacan desarrolla una formalización de la constitución subjetiva recurriendo a la categoría matemática de par ordenado, transformándola en:
S1-S2 (pág. 50)
y luego efectúa la sustitución del S1 por el  $ y el S2 por el Otro (A), el lugar o tesoro de los significantes, quedando entonces la relación $--àA (pág. 52)

De esto deduce que si el sujeto surge en el campo del Otro y éste, que es el que le da garantía y consistencia, es un campo agujereado, entonces el objeto a (el nombre del agujero) queda entre ambos. (pág. 55)
El objeto a en este contexto es ubicado por Lacan en el agujero de lo simbólico. Tiene, por lo tanto, una estructura éxtima, es decir, de inclusión y exclusión con el lugar del Otro.

De modo que, en la medida en que el objeto a tiene una función de captura de goce, Lacan afirmará que “el goce es del orden de lo real, es un absoluto, es éxtimo” (págs. 206, 297)

En cuanto a la genealogía del concepto de goce, resultan esclarecedoras las referencias  al seminario 7 sobre la ética que el mismo Lacan va haciendo a lo largo de este seminario.
En el seminario sobre la ética articulo la dialéctica del placer, a saber, lo que implica un nivel de estimulación buscado y evitado, de un límite, un umbral, la centralidad de una zona (digamos), prohibida, porque el placer sería allí demasiado intenso. Designo esta centralidad como el campo del goce, goce que se define como todo lo que proviene de la distribución del placer en el cuerpo.” (pág. 206)

Este fragmento del seminario es muy citado en la actualidad para acentuar que Lacan allí hace referencia al cuerpo. Pero en general se soslaya lo que el propio Lacan concibe como “cuerpo”, al mismo tiempo que se deja de lado la verdadera idea que  está intentando subrayar en la frase: el goce como una “zona central interdicta”, toda una alusión a la estructura topológica del toro:

Esta distribución condiciona lo que designé como “la vacuola”, esta interdicción en el centro, que constituye lo que nos es más cercano sin dejar de sernos exterior”. Habría que inventar la palabra éxtimo para designar lo que está en juego.” (pág. 206)

Lacan aclara que es la misma lógica que Freud utiliza para designar el Das ding, término que  introduce  en referencia al nebenmensch, el prójimo:

“¿Qué es pues ese prójimo que resuena en la fórmula de los textos evangélicos “ama a tu prójimo como a ti mismo”? ¿Dónde atraparlo? ¿Dónde hay, fuera de ese centro de mí mismo que no puedo amar, algo que me sea más próximo?

Lo que me es más íntimo  es justamente lo que estoy forzado a no reconocer más que en el afuera.” (pág. 206)

El concepto de extimidad es de suma importancia en la elaboración del concepto de goce, dado que si bien Lacan no lo retomará literalmente en la continuación de los seminarios, aplicará la misma lógica recurriendo a los nudos y la topología, en particular, la figura del toro “cuyo centro es exterior”, con la que dará cuenta de la estructura del sujeto y el objeto a.

De hecho, en la clase 18, “Adentro, afuera”, Lacan critica los tradicionales esquemas esféricos con los que se imaginariza la subjetividad, en particular todas aquellas concepciones que hacen del cuerpo una suerte de bolsa cerrada que contendría a las pulsiones :

Un adentro y un afuera parecen algo evidente si consideramos el organismo, a saber, un individuo que está en efecto allí. El adentro es lo que está en su bolsa de piel. El afuera, todo el resto.(…)
Tal vez haya que empezar a desprenderse de la poderosa fascinación que obedece a que sólo podemos concebir la representación de un ser vivo en el interior de su cuerpo.” (páginas 258, 259, 260)

Es por eso que en la clase 21, titulada “Aporías, respuestas”, Lacan sitúa el goce en relación al registro de lo real, es decir que el goce está excluido por el mismo sistema simbólico que lo origina:

El goce está excluido por el sistema mismo  en la medida en que es lo simbólico. El goce se afirma como lo real último del funcionamiento del sistema mismo que lo excluye.” (pág. 297)

El goce es nuestro real en la medida en que está excluido” (297)

En la clase 16 “Clínica de la perversión”, Lacan desarrolla (cosa no muy frecuente en su enseñanza) las implicancias clínicas de esta lógica: repartirá las estructuras en torno a las diferentes estrategias frente al objeto a: el perverso, hace surgir el objeto a en el campo del Otro (junto con la angustia), mientras que el neurótico lo  tramitará  del lado sujeto (por la vía del yo, como i(a),   respuesta al deseo del Otro).

Estas estrategias son diversas formas de elaboración de la pérdida de goce estructural:

El objeto a puede funcionar como equivalente del goce, está en posición de funcionar como captura de goce” (páginas 226/227)”

El perverso vela por el goce del Otro, hace surgir el objeto a en el campo del Otro” (231) en una relación de suplemento y no de complemento.

El neurótico “quiere ser el Uno en el campo del Otro” (pág. 236), su estrategia frente al goce se articula del lado del sujeto, en el campo narcisista del yo.

Estas elaboraciones clínicas dejan entrever el sentido del título del seminario, “De un Otro al otro”, esto es, la articulación/superposición entre el lugar del Otro (como campo del significante) y el otro (“prójimo” dirá Lacan) que lo encarnará  dándole cuerpo,  lógica que luego Lacan va a retomar en el seminario 20, “Aún”.