sábado, 20 de marzo de 2021

Puntuación del Seminario 20 “Aún”- Sesión del 19 de diciembre de 1972, “A Jakobson”

Reseña: Marcela Ledesma

 

En este capítulo Lacan introduce una especie de división de campos respecto de lo que toca a la lingüística de Jakobson y lo que él va a atribuirse como lingüistería a partir de enunciar que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. A lo largo del texto va a utilizar términos que son de la lingüística: signo, significante, referente, discurso, predicación, planteando también el uso del “un indeterminado” y la posibilidad de “colectivizar al significante”.Va a plantear como pregunta la función del significante que dirá es el fundamento de la dimensión de lo simbólico, que sólo el discurso analítico permite aislar como tal; la relación del significante con el referente,  y los artilugios en la producción del efecto significante. En la colectivización de un significante, la necedad aparecerá como la reformulación de la regla analítica que funda al sujeto del psicoanálisis en oposición al sujeto de la modernidad (res pensante) El significante Uno como vía de acceso a lo serial (real); el significante es la causa del goce, el significante es lo que hace alto en el goce. Para llegar a esta última formulación hará uso del concepto de sustancia, concepto de partes extra partes en relación a la conceptualización del un cuerpo. Cabe preguntarnos entonces si en este contexto cuando Lacán se refiere a sustancia extensa ¿habla del cuerpo viviente o habla del significante?

En el texto:

Lacan comienza esta sesión dirigiéndose a Jakobson, introduciendo así la posibilidad de hablar neciamente del lenguaje, para decir que la necedad funda al discurso analítico en su derecho.

“Mi decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, no pertenece al campo de la lingüística.  Dejé una puerta abierta a esta frase en la frase del año pasado “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha””  Esto se verá comentado más adelante en “L´etourdit.  Lo dicho queda abierto, puede hacerse de él un montón de cosas.

Menciona un texto de Rimbaud “A une raisón” (A una razón), dice que se escande con la frase “Un nouvel amor” cada vez que termina un versículo.  ¿Podemos tomar el amor con la idea de marcar la distancia entre lingüística y lingüistería? En ese texto el amor es signo (escandido como tal) de que se cambia de razón, es decir, de discurso.

Menciona los 4 discursos que ha distinguido, con 4 lugares, cada uno asidero de algún efecto del significante.  De este discurso psicoanalítico hay siempre alguna emergencia con cada paso de un discurso a otro.  Hay que parar la oreja respecto a la verificación de esta verdad: de que hay emergencia del discurso analítico cada vez que se franquea el paso de un discurso al otro. Esto es que el amor es signo de que se cambia de discurso

Antes había dicho: el Goce del Otro no es signo de amor.

Ahora Lacan dice que el amor es signo.  ¿el amor estriba en el hecho de que lo que aparece no es nada más que signo? Para responder esto acude a la Lógica de Port Royal y su definición de signo: es lo que se define por la disyunción de dos sustancias que no tienen ninguna parte en común, a saber intersección.

Lo que no es signo de amor es el goce del Otro, el del Otro sexo, y el del cuerpo que lo simboliza.

Cuando se cambia de discurso nadie acusa el golpe. El discurso ha de tomarse como vínculo social fundado en el lenguaje.  Esto plantea la pregunta que nadie hace acerca de la noción de información del adn: mensajes que se emiten, se graban,etc. El éxito de esta fórmula tiene como fuente indiscutible una lingüística que no es solo inmanente, por el contrario, está claramente formulada.  ¿esto es lo que recojo cuando empleo la función del significante?

2

¿Qué es el significante?, vuelve a preguntarse Lacan.

El significante, tal como lo promueven los estoicos, debe estructurarse en términos topológicos. El significante es primero aquello que produce efectos de significado. Entre ambos hay una barrera que franquear. La fonología ilustra esta manera de topologizar el lenguaje, en cuanto encarna el significante con el fonema. Pero no puede limitarse el significante a este soporte fonemático. Entonces, ¿qué es un significante?

Un, usado como artículo indeterminado, supone que el significante puede ser colectivizado, que puede hacerse una colección de significantes, como si fuera algo que se totaliza.

Jakobson ya lo fundamenta, no es la palabra la que puede venir a fundamentar el significante.

Menciona que Paulhan, se dio cuenta que el proverbio entre lo malgaches tenía un peso específico, un papel peculiar. Es posible advertir, en los márgenes de la función proverbial, que la significancia es algo que se abre en abanico del proverbio a la locución.

En la expresión “beber a porrillo”,etimológicamente se llega a explicaciones descabelladas. ¿Qué quiere decir? La subversión del deseo. Por el tonel agujereado de la significancia se desparrama a porrillo un bock lleno de significancia.

¿Qué es esta significancia? ¿En el nivel en el que estamos es lo que produce efecto de significado?

Al comienzo se calificó, equivocadamente, de arbitraria la relación del significante y el significado.  Está más cerca del texto del Cratilo, a saber, las historias de anagramas. Ahora bien, lo que pasa por arbitrariedad es que los efectos de significado parecen no tener nada que ver con lo que los causa.   Esto es porque se espera que lo que los causa tenga cierta relación con lo real. Hablo de lo real serio.  Lo serio no puede ser sino lo serial.No se obtiene sino después de un largo tiempo de extracción apartir del lenguaje, de algo que está prendido a él, y de lo que no tenemos sino una idea muy remota, así sea sólo a propósito de ese un indeterminado, ese señuelo que no sabemos cómo hacer funcionar en relación con el significante para que lo colectivice. En verdad veremos que hay que invertir, en vez de un significante al que se interroga, interrogar al significante Uno.

Los efectos del significado parecen no tener nada que ver con lo que los causa. Las referencias, las cosas a las que el significante permite acercarse siguen siendo justamente aproximativas. Lo que importa no es que todo eso sea imaginario (que el significante señale la imagen), no sucede. Lo que caracteriza, en el plano de la distinción significante / significado, la relación significado con lo que está allí como tercero indispensable, el referente, es que el significado lo yerra. El colimador no funciona.

Logramos hacer uso del significante echando mano a otros artilugios. Para caracterizar la función del significante, para colectivizarlo de manera que parezca una predicación, tenemos la Lógica de Port Royal. Recanati evocó los adjetivos sustantivos: la redondez se extrae de lo redondo.  La necedad entonces podría ser no una categoría semántica sino un modo de colectivizar el significante.  El significante es necio. El ángel flota en el significante supremo, los ángeles no son portadores de ningún mensaje, por eso no son verdaderamente significantes.

Acentuamos la función del significante porque es el fundamento de la dimensión de lo simbólico, que solo el discurso analítico permite aislar como tal.

El asunto es que el discurso analítico introduce un adjetivo sustantivado, la necedad, en cuanto que ella es una dimensión en ejercicio del significante.

3

Cuando se sustantiva, es para suponer una sustancia.

Tenemos la sustancia pensante y la sustancia extensa.  Convendría preguntarse dónde puede colocarse esta dimensión sustancial, que debería escribirse dicho- mansión, que es de lo que cuida en primer lugar la función del lenguaje.

A la sustancia pensante la hemos modificado sensiblemente. El sujeto no es el que piensa, el sujeto es propiamente aquel a quien comprometemos, no a decirlo todo, que s lo que le decimos para complacerlo, no se puede decir todo, sino a decir necedades, ahí está el asunto.

Con estas necedades vamos a hacer un análisis, y entramos en el nuevo sujeto que es el del inconsciente. Justamente en la medida en que nuestro hombre consienta en no pensar.  De allí surge un decir que no llega siempre hasta poder existir al dicho. Esta es la prueba donde, en el análisis de quienquiera, por necio que sea, puede alcanzarse algún real.

Este año vamos a necesitar el ser, el significante Uno. De allí parte todo lo serio, por más necio que parezca, también eso.

De la famosa sustancia extensa no podemos deshacernos así nomás, ya que es el espacio moderno. Sustancia de puro espacio.  Puro espacio se funda en la noción de parte, con la condición de añadir que son todas externas: partes extra partes.

Para situar mi significante les propongo sopesar lo que se inscribe al comienzo de mi primera frase, el gozar de un cuerpo, de un cuerpo que simboliza al Otro, y que acaso consta de algo que permite establecer otra forma de sustancia, la sustancia gozante. ¿No es esto lo que supone propiamente la experiencia psicoanalítica?  La sustancia del cuerpo, a condición de que se defina sólo por lo que se goza. Propiedad del cuerpo viviente sin duda, pero no sabemos que es estar vivo a no ser por esto, que un cuerpo es algo que se goza.

No se goza sino corporeizándolo de manera significante. Lo cual implica algo distinto del partes extra partes de la sustancia extensa. Como lo subraya Sade, no se puede gozar más que de una parte del cuerpo del Otro. Por eso nos vemos reducidos simplemente a un pequeño abrazo, así, a tomar un ante- brazo o cualquier otra cosa: ay.

Gozar tiene la propiedad fundamental de que sea el cuerpo de uno el que goza de una parte del cuerpo del Otro. Pero esa parte goza también, lo que place al Otro más o menos, pero el hecho es que no lo deja indiferente. Hasta puede producirse algo que sobrepasa esto, y que está marcado por la ambigüedad significante, porque el gozar del cuerpo tiene un genitivo  que tiene esa nota sadiana que dice que , en suma, es el Otro  quien goza.  

El goce no es mas que un nivel elemental. La última vez propuse, dice Lacán, que no era signo de amor. Es lo que habrá que sostener, y ello os llevará al nivel del goce fálico.  Lo que llamo el Goce del Otro en tanto que no está aquí sino simbolizado es algo aún muy distinto, a saber, el no- todo que tendré que articular.

4

¿qué es el significante? 

El significante se sitúa a nivel de la sustancia gozante.

El significante es la causa del goce. Sin el significante ¿cómo abordar siquiera esa parte del cuerpo? ¿Cómo, sin el significante, centrar ese algo que es la causa material del goce?  Por difuso que sea, una parte del cuerpo es significada en este aporte.

Yendo directamente a la causa final, por ser su término, el significante es lo que hace alto en el goce.

La eficiencia, de la que Aristóteles hace la tercera forma de la causa, no es otra cosa más que ese proyecto con que se limita al goce.

Se podría decir que el verbo se define por ser un significante no tan necio como los otros, que efectúa el paso de un sujeto a su propia división en el goce, y lo es aún menos cuando determina esa división en disyunción y se convierte en signo. 

Cuando se ama no es asunto de sexo.