martes, 27 de julio de 2021

"El concepto de goce desde el discurso analítico"

Reseña :Marina Luquet

 

 Desde nuestro espacio, el Campo de Investigaciones Lacanianas  (C.I.L.) , tomamos el recorrido en la construcción del concepto de goce que realiza J Lacan, y en este caso, qué se articula en la clase del 9 de enero 1973, del Seminario 20.

Aquí trabajará desde el hilo del discurso analítico, en la conceptualización del escrito, se pregunta cuál sería su función. Y determinara que es efecto de este mismo discurso, que la relación sexual no puede escribirse.
 Con la diferenciación tanto de la ontología, como de la lingüística, que corresponden al discurso científico y al del amo: ya que en el concepto de significante para el discurso analítico, no existe una referencia, el significante no quiere decir nada, el significante no tiene una esencia. Planteará que no hay realidad prediscursiva, porque cada realidad se funda en un discurso.
Ante un discurso, se trata de que se “lea”, poniendo en juego la dimensión diacrónica y la sincrónica; por lo tanto se lee como un pentagrama, como lo expresa: “Pero basta con escuchar la poesía, como era sin duda el caso de F. de Saussure, para que se haga escuchar en ella una polifonía y para que todo discurso muestre alinearse sobre los varios pentagramas de una partitura.”3
Y es por efecto de este discurso, el discurso analítico, que se puede establecer que en el sujeto hablante la relación sexual “no anda”, que no hay relación sexual.
Trabajará A, que como letra, va a operar en su uso desde la lógica matemática. Así, aunque A, Otro no está completo, el lugar A va a funcionar como garante de la verdad.
En “Instancia de la letra…” planteará: “…ese otro es el Otro que invoca incluso mi mentira como fiador de la verdad en la cual él subsiste”. A en tanto que está barrado S(A), hay falta, el Otro es inconsistente. Este lugar de A, como garante para velar la falla estructural: “Hay en el lugar de este Otro una falla, un agujero, un lugar de pérdida y que es en el nivel del objeto a”.2
Diferenciará desde el discurso analítico, las concepciones esencialistas, que van a postular que hay una relación entre significante y significación. Refiriendo al escrito del “Crátilo” de Platón en que se intenta fundamentar que el significante quiere “decir algo”. Texto que expone el debate de si el lenguaje “es” por naturaleza, o según Hermógenes se produce
por convención. Debaten si todos los nombres tienen su origen en la ley y el uso, y son obra de los que tienen el hábito de emplearlos. Con la moderación de Sócrates, quien se expresa desde una posición esencialista que, de estas dos proposiciones se deduce que la verdad no reside en los sujetos que conocen sino en una esencia que existe independientemente de los sujetos.4
En relación a esto, articula que el lenguaje en su esencia no significa nada: “La significación en tanto que producida como señuelo para velarnos lo que ocurre con la esencia del lenguaje, en la medida en que por su esencia propiamente no significa nada, como lo prueba que el decir, en su función esencial, no es operación de significación.” 2
Va a llamar en esta clase “un uso del lenguaje de la cópula” que corresponde al discurso del amo cuando lo que se plantea es que “exista un ser”. Toma la homofonía entre m´etre: serme y mâitre: amo, la ontología y el discurso del amo.
Es como efecto del discurso analítico que se podrá establecer que la relación entre hombres y mujeres “no anda” y que: “esa relación sexual que no anda, a pesar de todo anda”, gracias a cierto número de convenciones, interdictos, inhibiciones, que son efecto del lenguaje.
Si es que, no hay ninguna realidad prediscursiva: es porque cada realidad se funda y define por un discurso, entonces: los hombres, las mujeres y los niños, no son más que significantes. Un hombre, no es nada más que significante, una mujer busca a un hombre a título de significante.
Aquí plantea que, la mujer es no-toda, entonces se trataría de falta en ser, hay siempre algo que, en ella, escapa al discurso. La falta estructural, determina el no-toda, un “goce no-toda”.1
Es gracias a la escritura que es una suplencia de ese no toda. La posibilidad de que haya suplencia, de esa falta.
En el Seminario 16, en relación al concepto de goce, articula que ante esa imposibilidad de goce, en cuanto a la pérdida, habrá plus de goce. “El plus-de-gozar es función de la renuncia al goce por efecto del discurso. Eso es lo que da lugar al objeto a.” Dará lugar a la función del objeto a como plus-de-goce. Ante la pérdida, el plus de goce irá en ese lugar. Economía de goce, donde están en juego, ganancia y pérdida, que se produce en un intento de recupero, de ese goce perdido, imposible. Articulará que el síntoma “... consiste en la mayor o menor facilidad del recorrido del sujeto en torno de eso que nosotros llamamos plus-de-gozar…” “A menos que dé una vuelta, no podría llevar a cabo
nada de lo que concierne no solo a sus relaciones con sus semejantes, sino también a su relación más profunda, su relación llamada vital.”
En relación a las posibilidad de “hacer” con la falta, expresa: “…Retomé del Eclesiastés las palabras de un viejo rey…”; “Sin duda todo es vanidad- les dice- goza de la mujer que amas. Es decir, haz anillo de ese hueco, de ese vacío que está en el centro de tu ser. No hay prójimo salvo ese hueco mismo que está en ti, el vacío de ti mismo.” Y luego: “Dale lo que no tienes, ya que puede unirte a ella su goce”.2
Será por la concepción de goce, que planteará que, en un sujeto no hay goce previo a que haya lenguaje, tal como lo articulará, no hay relación sexual, porque: “la realidad es abordada por los aparatos del goce”; y de estos aparatos, dice: no hay otro aparato que el lenguaje.1
1 J-. Lacan Seminario 20 1973
2 J. Lacan Seminario 16 1968-69
3 J. Lacan Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud 1957
4 Texto de M. Á. de la Cruz Vives, 2002