lunes, 22 de mayo de 2023

Seminario 11, "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", sesión XIV "La pulsion parcial y su circuito"

 

 Puntuación: Milagros Dapino

En este capítulo, Lacan aborda la pulsión a partir del desarrollo del concepto de transferencia. Si la transferencia es la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente, entonces, es de importancia el concepto de pulsión definida como un montaje escénico a través del cual la sexualidad participa de la vida psíquica. Esta constituye un montaje simbólico dirigido al campo del Otro, mediante el cual se elabora el objeto a, se lo contornea. Montaje, campo del Otro y objeto (a) son claves en el concepto de pulsión.


Lo fundamental de cada pulsión -parcial-, es el vaivén con que se estructura. Es decir, parte de un borde erógeno en búsqueda del objeto a, e imposible de satisfacerse -más que como representación de una satisfacción-, retorna al lugar de donde partió. Sí el circuito pulsional se caracteriza por esta circularidad y vaivén, entonces, ¿Es posible la modificación de una posición subjetiva padeciente?, ¿Cómo se modifica algo de la posición del hablanteser a través de un análisis? 

Una posible respuesta, es la que apunta al deseo y su interpretación.
Según Lacan, el fantasma es el soporte del deseo, no el objeto. El fantasma ($a), provee la lógica que fundamenta la posición sexual, al establecer tanto el tipo o condición del partenaire como la relación que lo hace un objeto privilegiado; tanto como el objeto que se desea, como aquello que -supuestamente- vendría a colmar o complementar la falta estructural. Entonces, es el fantasma el que hace del deseo a secas, no una pura falta de objeto, sino un movimiento o una búsqueda fundamentalmente sexual.


En el recorrido de un análisis, se trata de unos movimientos que inauguran un cambio de posición subjetiva. Al comienzo, puede ubicarse la posición de “padeciente” aquejado por un sufrimiento excesivo e incomprendido. O bien, la producción de una posición de padeciente, cuando no la hay o esta es rechazada por quien consulta.
En un segundo momento, puede ubicarse como efecto del vínculo analítico
transferencial, el pasaje a la posición de analizante.
Dicho recorrido, sería desde ($D) a ($a) en las neurosis.


Es decir, antes de la entrada en análisis, la demanda del Otro es lo que está en la posición del objeto de deseo, a la vez que el $ (hablanteser) se localiza como portando la falla del Otro. En las neurosis, se quiere/demanda que se demande.
En un segundo momento, puede ubicarse el fading estructural del sujeto frente a cierto objeto; es decir, el fantasma como sostén del deseo, que es el deseo del Otro. Aquí es clave la función del deseo del analista.
“Por eso la cuestión del Otro que regresa al sujeto desde el lugar de donde espera un oráculo, bajo la etiqueta de un Che vuoi?, ¿qué quieres?, es la que conduce mejor al camino de su propio deseo, si se pone a reanudar, gracias al savoir-faire de un compañero llamado psicoanalista, aunque fuese sin saberlo bien, en el sentido de un: ¿Qué me quieres?”. (Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
inconciente freudiano, Escritos 2, pág. 794)